Depilación masculina
Cuando trabajas en ambientes cálidos (lease currar en verano cuando caen 40º a la sombra, no en el caribe que os pensabais), el cuerpo humano sufre un estrés térmico que tiene como consecuencia una de estas dos opciones:
- a.- Sudar.
- b.- Sudar mucho.
A raiz de esto se producen varias reacciones a cual de ellas más molesta. Pero una de las más irritantes es la irritación, valga la redundancia, de las zonas del cuerpo con menor paso de aire que facilite su rápido secado, acumulando por ello una humedad que hace variar el PH de la piel. Vamos que se te ponen los alerones que tienes que ir cantando jotas todo el día para que no te rocen. El efecto pañal pero varios años después.
En estos casos los mejor es consultar a la persona cercana que más conocimientos tenga sobre cudados de la piel (en la mayoría de casos madre, esposa, hermana y por este estricto orden). Ya está, ya la has liado. En primer lugar te proponen los polvos de talco. Animado por la fácil solución (como no se te ha ocurrido a tí) te los aplicas concienzudamente en las axilas. Notas un alivio por el efecto secante y el dolor se calma. La irritación ya es otro cantar, no solo no desaparece sino que te quedan las axilas como rojiblancas (y tú eres muy del "Madrí"). Experimento 1, fracaso.
- - "Mira, que esto no funciona", comentas y pides una solución más rápida y duradera.
- - "Ponte Gelidina", te contestan como segunda opción.
Hago un alto en esta historia, para cagarme en los muertos del laboratorio que inventó la crema esta, que medicamento más ingrato, por Dios. Como buen hijo/esposo/hermano confías ciegamente en lo que te aconsejan y la próxima vez que aparece la irritación te dispones a colocarte lo que crees será la solución definitiva a tus problemas. Como te escuece bastante, te aplicas el gel generosamente y si bien los primeros dos segundos notas un gran alivio, principalmente por la reducción de temperatura, a partir el tercero se produce un dolor que multiplica por diez el que tenías antes. El primer grito se oye desde Tombuctú y cuando van a ver que te ha pasado te encuentran sin camiseta y haciendo el baile de Los Pajaritos. El dolor se va calmando poco a poco y al desaparecer por completo, miras el tubo y piensas en la otra axila que te queda. Decides que no se está tan mal cantando jotas con un solo brazo. Experimento 2, fracaso rotundo y doloroso.
- - "Oye, esto sigue sin funcionar, tienes alguna otra solución".
- - "Mira que eres quejica (encima), solo se me ocurre que te depiles".
Y vuelves a caer en la trampa, por tercera vez como dice el refrán, solo que esta vez la ejecución es mucho más laboriosa. Tienes que pedir cita con Mari, que es la persona que te han recomendado para que haga el trabajo. Todo esto en la más absoluta clandestinidad, pues no quieres darle más razones a tus amigos para que se rían de tí (véase este post). Así que vestido con gafas, gorro y gabardina (me da igual que estemos en agosto y haga calor, es imprescindible) te dispones a ir a la que será tu primera depilación.
- - "Buenas, puedes ir quitandote la parte de arriba y tumbándote".
- - "Ya, sin conocernos. Invítame a una copa al menos".
Piensas en la de veces que te hubiera gustado que al decirle tú esa frase a una chica, te hubiese hecho caso en vez de darte un bofetón. Con lo fácil que era decirle "si solo te voy a depilar, tonta". Lo que pasa a continuación no se lo puede esperar ningún ser humano, y mientras tanto los de Amnistía Internacional intentando que saquen a los presos de Guantánamo, las torturas se producen aquí, al lado de tu casa. Te encuentras acostado en una camilla, con los brazos bajo la nuca mientras Mari prepara el aparejo. Primero, con un palo de madera (de esos que usan los médicos para verte la garganta), te deposita un buen pedazo de cera ardiendo en la axila:
- - "Puede ser que te queme un poco" -te dice-
- - "No esta bien..." -contestas-
- - (Piensas) "Mecaguen $%&"#€@, pues claro que quema, si me has puesto cera ardiendo en un sitio que ve la luz del sol cuatro horas al año".
Cuando la cera se ha enfriado un poco y sin mediar provocación por tu parte, te arranca de cuajo el trozo de cera llevandose a su paso todo lo que pilla. Te parece apreciar una leve sonrisa en la cara de Mari:
- - "¿A que no te ha dolido?".
- - "Solo un poco, no se de que os quejáis las tías" -mientras un lagrimón cae por tu ojo derecho-
- - (Juras en arameo todos los insultos que se te ocurren mientras piensas) "Como quieres que no me duela si te has llevado los pelos, la piel y la mitad de las venas capilares".
Lo peor de todo es que todavía te queda la otra axila y esta vez no puedes huir. Una vez terminada la sesión compruebas que tienes que seguir cantando jotas durante un día al menos, pero la verdad es que merece la pena pues ya no tienes molestias durante una buena temporada. Experimento 3. Jodido pero contento.
Un saludete.
La fotografía es de pulseman y está licenciada bajo Cretive Commons.
2 comentarios:
Yo soy muy burro y ese tipo de depilaciones no me van. Sinceramente mi forma de depilarme es más rudimentaria pero también más varonil. Yo cojo un cuchillo jamonero y a palo seco, es decir, sin ningún tipo de gel, espuma ni nada de nada. Vamos que me he criado en la serranía de Ronda y en el monte nos afeitamos y depilamos con dos cojones. Ale para que os enteréis. Ciao baby's.
Si es que los "metrorurales" siempre vas con prisas.
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